Mantener la unidad, la tarea de l@s estudiantes

octubre 29, 2018

Mantener la unidad, la tarea de l@s estudiantes

octubre 29, 2018

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Las multitudinarias movilizaciones estudiantiles, apoyadas por gran parte de la sociedad colombiana, han puesto nuevamente en el debate público el tema de la crisis del Sistema Universitario Estatal y del modelo mercantil de educación superior, a propósito de las partidas en el presupuesto general de la nación.

Sin embargo, el gobierno de Iván Duque sigue apelando al populismo de siempre, aplicado en sus “talleres construyendo país” donde hace el papel de gran presidente, dando solución a pequeñeces para quedar bien, mientras sus ministros y bancada en el congreso gestionan la macroeconomía y las leyes en favor de la minoría millonaria y las transnacionales.

Es así como, por un lado, el presidente promete ambulancias, extintores y vías terciarias, pero por el otro, prepara una reforma tributaria que acabará dilapidando los sueños de la clase media y llevando a la mendicidad a los pobres de Colombia, quita subsidios en servicios públicos, financia la guerra y pretende flexibilizar aún más el contrato de trabajo, entre otras.

Este mismo tratamiento le está dando el presidente al movimiento estudiantil unificado en el pliego de 10 puntos presentado por la Unión Nacional de Estudiantes de la Educación Superior (UNEES), anunciando adiciones presupuestales que no van a la base presupuestal de la universidad pública y que no alcanzan para solucionar la crisis. Así mismo el reemplazo del Ser Pilo Paga, la Generación E, es presentado de tal manera que se protege de las críticas  hechas por académico y estudiantes, fundamentalmente que el dinero público terminaba en IES privadas, pero tras esta apariencia se esconde la misma política lesiva,  dando dulces publicitarios para menguar el auge de la movilización sin abrir la mesa de negociación exigida por el movimiento estudiantil.

Pero lo más preocupante es que esta tensión y este tratamiento gubernamental se han vivido en varias ocasiones en el país y que la movilización estudiantil ha logrado solamente hacer más lento el proceso de mercantilización de la educación superior en Colombia, recordemos las últimas coyunturas importantes: la CNEU en 2007 y la MANE en 2011. No digo que no se alcanzaron logros importantes, como contener el ánimo de lucro en la educación, y con este la lógica de reducción de costos que confunde la información con el conocimiento y nos llevaría a aceptar la universidad empresarial, que forma ignorantes bien calificados para un trabajo y no sujetos íntegros, que aporten en la construcción de país. Lo que aquí se plantea, es que de todas maneras la privatización ha seguido avanzando, sobre todo en los periodos intermedios al ascenso de la movilización estudiantil.

La UNEES debe preguntarse por los errores del pasado, para encontrar el cómo ralentizar aún más la imposición del modelo mercantil de subsidio a la demanda, frenarlo y empezar a construir la educación superior que necesita el país para una sociedad  incluyente, justa, democrática y en paz. Lo anterior, entendiendo que no se logrará una transformación esencial producto de un gran paro nacional universitario que obligue al gobierno a firmar un acuerdo que contemple la solución a la crisis y  una nueva ley de educación, ni siquiera los procesos internos en las universidades se resuelven así, lo qe va a suceder es que se darán batallas por puntos concretos en las IES y a nivel nacional que permitan ir desmontando el modelo neoliberal de educación. Pero, aun si el movimiento estudiantil unitario lograra la contundencia y el apoyo para ganar en una sola batalla, la tendencia de los gobiernos de turno es incumplir los acuerdos cuando la movilización desciende, recordemos el paro agrario: a la fecha, nada se ha cumplido.

Así las cosas, el primer error a no cometer es primordialmente permitir que se diluya la unidad del movimiento estudiantil, como ha ocurrido en esta última década, tenemos que entender que la organización unitaria es la  herramienta más poderosa, pues esta ha permitido las conquistas de 2007 y 20011. No se puede desaprovechar de nuevo esta oportunidad, pues no sabemos si la educación superior pueda soportar cinco años hasta que una nueva generación de estudiantes se movilice.

Para preservar la unidad y legitimidad del movimiento estudiantil en torno a la UNEES se hace necesario superar la desconfianza entre sectores, sobre todo hacia las organizaciones nacionales. Es cierto que han cometido errores, errores graves como en 2011 cuando las vocerías nacionales se apropiaron de la toma de decisiones, pero no se trata aquí de fusilar moralmente a una persona u organización por sus errores, pues todo el mundo los comete, de lo que se trata es de identificar a la organización que  reconozca sus errores y se proponga acciones para enmendarlos, y distinguirlas de otras que juegan un papel fraccionante. Además, las organizaciones deben aprender a ceder para llegar a acuerdos, a no considerarse legítimas per se para “dirigir”, a entenderse parte parte de la riqueza y diversidad del movimiento estudiantil y no su orientador burocrático.

Otro error grave, que se presta para desilusionar a parte del estudiantado, es olvidarse de los problemas propios de cada universidad, la gente se moviliza por objetivos altruistas pero también quiere ver y sentir que sirvió de algo la lucha. Quienes se involucran en cuerpo y alma en el proceso de concienciación que deriva en el ascenso de movilización, saben lo dura que es esta tarea, ¿por qué no aprovechar este momento para pasar un pliego local por universidad y lograr cambios tangibles para el siguiente semestre, que sirvan como golpes de moral que oxigenen al movimiento?

Por último, del tema de la democracia interna del movimiento se derivan problemas que minan la confianza y promueven disputas que terminan alejando a parte de las y los estudiantes de la toma de decisiones, restándole legitimidad y con ella haciendo que muchas personas desistan de participar, cuando esto ocurre en la plataforma unitaria solo quedan las organizaciones de siempre y sus peleas de siempre. Para resolver la tensión que existe entre democracia y toma de decisiones a tiempo se deben conjugar los mecanismos directos de participación con formas de organización, no podemos tenerle miedo a las estructuras organizacionales, pues estas dotan al movimiento de la sinergia necesaria para hacer más y mejor toda la complejidad de tareas que demanda.

Es cierto que cuando se conforman estructuras, el problema de la burocratización se presenta en potencia, pero sin estas estructuras la diversidad y la heterogeneidad no permitirían proyectar y enfocar esfuerzos en objetivos comunes más allá de convocar encuentros nacionales y movilizaciones. Si se combinan bien las formas de participación directa del estudiantado y se mantienen unos criterios para medir el trabajo de quienes compongan los organismos se puede contener las tendencias burocratizantes. El criterio fundamental debe ser el trabajo, el reconocimiento de liderazgos que le metan el hombro a todo tipo de tareas, que se les vea en la movilización, en la acción, pintando el cartel, pasando por los salones y no solo echando el discurso. Estos liderazgos deben acostumbrarse a consultar en la base estudiantil las opiniones y propuestas que desde ella surgen, hoy las redes sociales permiten este ejercicio casi que en tiempo real.

Termino, invitando al movimiento estudiantil a considerar estas propuestas surgidas de la experiencia, pues no se puede dejar escapar la oportunidad, si hemos de aportarle algo valioso a la sociedad colombiana es una UNEES que se mantenga en el tiempo y se pueda proponer objetivos históricos y que se constituya en una institución, en el mejor sentido, de la sociedad.