Por: Sebastián Cristancho
Asamblea Distrital de Trabajadores Informales/ febrero 2017
Los últimos meses en la capital del país han estado caracterizados por un auge del movimiento destituyente, canalizado por medio de la iniciativa de revocatoria al alcalde Enrique Peñalosa. Lo anterior evidenciado más que todo, en el afán con el que ha confluido la ciudadanía para hacerse partícipe en la recolección de firmas, y la creciente desaprobación a la “Bogotá mejor para todos” por parte de la población capitalina. Sin embargo, corremos el riesgo de que el movimiento no pueda trascender en sus objetivos, es decir, que pueda reunir las firmas necesarias pero que sea truncado por la pared institucional, en el peor de los casos, o sea derrotado electoralmente desembocando incluso en un escenario de: “que todo cambie para que nada cambie”, en otras palabras, que se consiga cambiar solo nominalmente el gobierno distrital. Es así que, la única posibilidad de victoria, radica en la capacidad que tengamos de convertir el movimiento destituyente en un verdadero movimiento constituyente.
Movimiento destituyente
Como su nombre lo indica, y en el caso de Bogotá, el movimiento destituyente es la voluntad ciudadana y colectiva que actúa en razón de destituir el orden urbano neoliberal que pretende consolidar el actual gobierno de Bogotá, el cual representa los intereses de los dueños de los bancos, las grandes constructoras y los fabricantes de buses, minoría que se opone con su gran poder político y económico a la construcción de la paz en Colombia.
Este movimiento ha encontrado su principal iniciativa en la recolección de firmas, que dé paso a una consulta electoral para revocar a Peñalosa y su gobierno, opción garantizada por la legislación del país. A pesar de la existencia de varios comités revocantes, el proceso se ha caracterizado por una creciente unidad de acción de los sectores inconformes y opositores en la ciudad, en representación de la gran mayoría afectada por el modelo de ciudad que encarna la vigente alcaldía. Sin bajar la guardia en ningún momento, lo más probable es que en el corto plazo, por parte del comité al que pertenecemos: “Unidos revocamos a Peñalosa”, se logre conseguir las firmas necesarias.
Empero, lo más factible es que aun consiguiendo las firmas, su aval y la convocatoria a la consulta electoral y a la elección de un nuevo gobierno, a cargo de la Registraduría y el Consejo Nacional Electoral, sea invalidado y dilatado, debido a la afinidad de los funcionarios de dichas instituciones con los intereses que representa la actual alcaldía de Bogotá. La única respuesta válida a ello, sería la contundente movilización callejera ciudadana que rompa las limitaciones institucionales en favor de los intereses democráticos y populares, sin embargo, no podemos esperar a que lo mencionado suceda para ejecutar la lucha callejera pues puede resultar demasiado tarde, esta debe ser adecuadamente preparada desde ahora, con tal de que la indignación ciudadana vaya ganando la calle al tiempo que recoge las firmas, y la tenga ganada como seguro, cuando el balón institucional esté en cancha de los funcionarios del Estado, o sea, una vez recogidas y entregadas todas las firmas.
Lo que se quiere decir es que es necesario, en el corto plazo, convocar una movilización masiva y callejera, donde confluyan todas las inconformidades que junta la voluntad de revocatoria, que empiece a preparar a tiempo el escenario posible y previsto, con tal de mostrar a las instituciones, funcionarios y sus grupos dirigentes, el poder del pueblo al que se enfrentan, garantía de que el proceso destituyente fluya correctamente.
Paro del Magisterio/ Febrero de 2017
Impulsar la revocatoria por medio de la recolección de firmas es solo una parte de un movimiento destituyente efectivo, por tanto, urge hacer de la calle el complemento necesario como método de lucha que concrete la iniciativa abierta por la ley, la cual se puede estancar si se camina exclusivamente por la acera institucional. Hacer de la calle un lugar público y común es la tarea inmediata que exige el éxito de la recolección de firmas, de lo contrario, el movimiento destituyente podrá chocarse con el grueso muro institucional.
Movimiento Constituyente
Dentro del proceso de revocatoria se han venido realizando acciones de movilización parciales, de suma importancia. Muestra de ello han sido las movilizaciones en contra de las corridas de toros y la cultura de la muerte, las acciones en relación con los recortes en los servicios de salud (ej. los de pediatría), el cabildo en defensa de la ETB, el posible paro indefinido del magisterio y los secundaristas, las de los vendedores informales en reclamo de respeto a su derecho al trabajo, entre otras. No obstante, estas han carecido de un perfil más definido de carácter alternativo, es decir, han sido acciones sobre todo reactivas, en respuesta a medidas adoptadas por el gobierno distrital para frenarlas, que propositivas para remplazarlas. Es necesario que todas las acciones que se vienen impulsando sectorial y territorialmente (los foros en los barrios y localidades), puedan trascender su carácter reactivo y avanzar para construir la alternativa, convirtiéndose en espacios que permitan la discusión constituyente, generando así, consignas y apuestas programáticas que sirvan de borrador a un nuevo modelo de ciudad que sintetice las aspiraciones ciudadanas mayoritarias, democráticas y populares. Para lo anterior, y con relación al sector juvenil, desempeñará su papel fundamental el Festival Distrital de la Juventud.
Dichas apuestas programáticas parciales deben confluir unitariamente en la acción callejera masiva y centralizada mencionada, pero además, en una propuesta programática de ciudad alternativa y apuesta unitaria electoral (en la que ojalá puedan confluir todos los comités revocantes) que cimente un bloque que gane la consulta para revocar a Peñalosa y, al mismo tiempo, disponga de la suficiente fuerza y los candidatos definidos para garantizar un nuevo gobierno en la capital, nutrido organizativa y programáticamente desde la base, que eche a andar la constitución de un nuevo orden realmente en favor de las mayorías bogotanas, en consecuencia, pueda erigir una verdadera ciudad para la paz.
Cabildo Abierto: NO a la venta de la ETB / Febrero de 2017
De no elevarse el nivel de unidad, lograr recoger las firmas pero enfrentar de manera fragmentada las dos contiendas electorales, se deriva una alta posibilidad de sufrir una derrota y un retroceso en todo el proceso logrado hasta ahora de manera conjunta. Contando con “suerte”, desunidos podríamos ganar la consulta, pero en la elección de un nuevo alcalde, se abre una alta probabilidad de caer derrotados eligiéndose nuevos nombres que representen los mismos intereses que hoy personifica la supuesta “Bogotá mejor para todos”, que sí permanecerán unidos debido a su profunda afinidad económica dominante.
Por todo lo expuesto es que se hace necesario, si realmente queremos revocar a Peñalosa y abrirle la puerta a la constitución de un nuevo orden, que transformemos los avances obtenidos hasta el momento por el movimiento destituyente en un verdadero movimiento constituyente democrático y popular. Es el único camino hacia la victoria.