La juventud y el Pacto Histórico

julio 29, 2024

La juventud y el Pacto Histórico

julio 29, 2024

Un nuevo momento, una nueva táctica.

El Pacto Histórico presenta un gran panorama de tareas urgentes debido al momento que atraviesa la política nacional ante el nuevo tinte que toma el accionar del Gobierno en su lucha contra las fuerzas reaccionarias, para ello la unidad de los sectores sociales será indispensable para hacer frente a estos elementos retardatarios de las clases dominantes, así como para hacer impulso a las transformaciones requeridas.

X: Andres Bueno @abue_enoo

Un proceso histórico no se mide por su amplitud sino en últimas por su profundidad en direccionar la rueda de la historia, sobre la impotencia de los hechos para imprimirse en los sucesos se pueden derramar litros de tinta, puesto que es una máxima que con frecuencia las necesidades del momento se confunden con necesidades últimas, llevándonos a en nombre de causas tangibles en el ahora pero etéreas en el tiempo volcar nuestros esfuerzos a procesos estériles e inútiles.

Momento histórico y político

Entender el desarrollo de las fuerzas políticas no es si no una de las partes integrales del estudio del momento histórico en el que nos situemos, inclusive, habría que diferenciar el momento político al histórico, ambos parten de un elemento común y es el estado de las fuerzas productivas del país, entendiendo que clases con sus elementos respectivos se encuentran en el medio, como a su vez el desarrollo de conciencia que estas poseen.

En el estudio del momento político, se hace indispensable en un primer momento delimitar qué actores en el juegan, disgregando en torno a dos conceptos, los actores definidos (partidos y movimientos) y los actores subjetivos (grupos poblacionales en concepto amplio como Jóvenes, Mujeres, LGBTIQ+, etc), esto en el entendido de cómo se posicionan, maniobran y actúan frente a situaciones específicas con base a sus particularidades generales.

La relación entre ambos (histórico y político) ,es de unidad a la par de contradicción, en el sentido en que se transforman mutuamente, diferenciándose en que uno es la expresión objetiva de las contradicciones del momento y sus fuerzas productivas (Histórico), y el otro, es la exteriorización subjetiva de quienes confluyen en lo anterior (Político).

La táctica se encuentra proyectada con base a lo político, atado a la estrategia planteada en lo histórico; la política puede ser contenida en días, y la historia en décadas, como en ocasiones desenvolverse en sentido contrario.

Los jóvenes y el estallido popular

La juventud, aquel concepto vociferado hasta el cansancio como quienes impulsaron la expulsión momentánea en ciertos aspectos de la vida a el continuismo reaccionario y burgués de la podredumbre uribista, ha sido impotente a la hora de preservar estas breves conquistas, desilusionando los demás elementos de la sociedad civil que capitalizaron su coraje derrochado en la sublevación popular de los años pasados.

Frente a esto tendríamos que evaluar si dentro de la generalidad que representa el concepto de “Joven” en su conjunto, este levantamiento fue bajo las mismas reivindicaciones, e inclusive, cuales eran los objetivos de este movimiento esporádico mas no imprevisible.

Nos encontrábamos en épocas del estallido frente a dos características, la primera, es el agotamiento de una fuerza política que era ya esteril en su capacidad de mantener y ejecutar el poder, la segunda, un suceso que marcaría la verdadera contradicción del sistema ante su agudización: el valor que tiene la vida humana frente a su cantidad de capital. El estallido fue catapultado debido al surgimiento del Covid-19, claramente, más limitar a simplemente esta causal es cortarle los brazos a la riqueza del momento, no ver los acumulados históricos que nos llevaron a generar tal coyuntura, entendiendo que el gobierno Duque ya venía degenerando su figura ante la gente hace ya mucho tiempo, con estallidos de grupos parciales (caso UNEES con los estudiantes) , dejando que al momento de presentarse este suceso pues ya las fuerzas gubernamentales se encontrasen aminoradas.

La “Juventud” como tal, no es algo homogéneo, por ende, sus solicitudes fueron tan amplias que en ocasiones desbordaban, la tarea debía pues ser recoger las necesidades de la Juventud no como concepto general, si no mediado con el concepto de clase, no es que quieren los y las jóvenes, si no el joven proletario de las ciudades, la joven campesina de los campos, en síntesis, quienes desde el momento de su nacimiento no han gozado de un instante de libertad o justicia en este sistema.

De la resistencia a la alternativa

Respecto al Pacto habría que mediar dos matices: (i) la visión que abanderó a la par que representaba en la conciencia colectiva de las personas (el cambio) , y el otro su composición en sí misma. Estudiar el primero nos arroja una colectividad surgida entorno a una puntualidad de acción, el no continuismo político del Uribismo, ya que inclusive el mismo objetivo programático ha sido difuso en su visión de sistema a implementar, el segundo, es que elementos partidarios lo constituyen (organizativos e ideológicos), la cual en un estudio detenido nos permite saber el alcance intestinal que tiene el proceso.

Entender en qué circunstancias surge, como que personerías le integran, es tener definido de manera concisa sus limitantes, en donde el momento histórico nos arroja una necesidad ardua en la orientación de la unidad, más el político es el que nos entregara qué tan factible esto sea, si poseemos o no la madurez para estar a la altura, o si en cambio, debemos buscar la ejecución de otra táctica ya sea en término inmediato o en vías a un plazo mediano.

El Pacto no es ni se puede limitar a solo ser una unidad concisa contra de, sino que debe buscar ser la evolución de los intentos anteriores de avanzada conjunta, la discusión no es si somos alternativa o una resistencia en el ahora, somos lo que el momento nos lleve a serlo, una alternativa de resistencia, en ocasiones solo resistencia cuando la derecha arremete, en otras, alternativa en la discusión de hacia dónde encaminar el país.

Reconquistar las posiciones tomadas en la juventud

En situación debemos romper el anquilosamiento en que nos hemos caído, la institucionalidad es en estos meses donde debemos versar nuestras disputas, pero estas posiciones no pueden ser un centro de derroche innecesario de suministros, si no que por el contrario deben tomar figura de un centro de acopio de provisiones, que nos brinde lo necesario para nutrir nuestras fuerzas donde verdaderamente las circunstancias nos los exigen: las calles.

El aparato reducido que tenemos dentro de lo macro que resulta el Estado, no puede ser siempre tachado ni mentalizado de “Poco”, es una posición inmensa en comparativa a escenarios posteriores donde hemos estado, usar esto de excusa ante nuestra incapacidad de mantener la conciencia en las masas es un error del tamaño de no entender el agotamiento que estas tienen, debemos usar la coyuntura de las elecciones para revitalizar fuerzas, así como evitar al máximo que las masas se reduzcan a participar sólo cuando se presenta lo electoral, debemos generar una colectividad constante que dispute verdaderamente más allá de lo que suceda tras las elecciones.

La forma de retomar lo perdido no es colocando nominalmente la palabra “Juventud” en todo, pasa por entender (i) no es el mismo momento ni situación de hace un par de años, los jóvenes ya no están encerrados en los barrios por la pandemia, si no que se hallan disgregados en sus campos de trabajo, estudio, esparcimiento  (ii) la verdadera discusión es cómo generamos espacios que combatan esta disgregación, teniendo en consideración los limitantes que otorga que el Joven tenga que asistir al trabajo, a estudio, y el espacio en tiempo para desenvolverse en las calles se convierta en un privilegio o algo espontáneo, (iii) la propaganda como eje fundamental, debemos traducir todo lo hecho al exterior de nosotros, el producir en masa hacia afuera de manera constante y sin interrupción, combatir lo irregular como esporádico que ha resultado los esfuerzos del Pacto en combatir los cercos mediáticos en que se les ha enmarcado es vencer en últimas la incapacidad de calar hondamente en las masas.

Debemos hacer ver que el Pacto es más allá de una chapa de elecciones, si no que es un proceso estructurado con una visión de país que va más allá de estos cuatro años, ejemplos en latinoamérica tenemos, debemos precisamente beber de estos, que realmente nos disputemos la hegemonía en un proceso donde estos años sean una resortera y no la tumba.