Por: Saúl Figuera
Mamerto, con qué facilidad se utiliza tal acepción. Se refieren con tal palabra a la gente de izquierda, a las ideas progresistas, democráticas, socialistas. Mamertos, como Gilberto, Filiberto y Alberto. Mamerto es Jaime Pardo Leal, mamerto es Jaime Garzón, mamerto podría ser hasta el mismísimo Albert Einstein, porque escribe “¿por qué socialismo?”.
En nuestro país se ha popularizado el término mamerto. Pero cabe preguntarse el por qué de tan positiva aceptación. Reconsideremos: El término mamerto significa bobo, idiota, lelo, tonto. Se ha popularizado en muchos países hispanohablantes con un sentido siempre peyorativo, que busca desprestigiar a alguien, con significados similares a los expuestos.
Sin embargo, para un país como Colombia, donde la posibilidad de cambio social se ha visto siempre truncada por el asesinato selectivo y la masacre perpetrada por los grandes poderes que dominan la nación, es significante que se acuñe tal término después del triunfo de la Revolución Cubana y el ascenso inminente de las luchas populares.
Cabe preguntarse entonces, basándonos en el significado dado al término a nivel global en el continente, si no sería más adecuado utilizar esta expresión para referirse a aquellos que niegan la posibilidad del cambio, los que muestran desprecio ante la posibilidad de conseguir mejores sueldos, ante la gente que quiere trabajar menos horas, ante los que quieren una universidad más democrática, ante las denuncias de los falsos positivos, ante la gente que quiere la paz, ante la gente que se opone a que los niños de las regiones mueran por desnutrición, ante los que se oponen a la destrucción de la Reserva Van Der Hammen. En fin, ¿no serán los bobos más bien, los que se oponen a la búsqueda de soluciones a los problemas del país?
Una patria mamerta es la patria boba que antes de obtener la Independencia lucha entre sí con los federalistas y centralistas. Una patria mamerta es la que defiende a Uribe porque éste le dejó volver a una finca que jamás tuvo. Un mamerto es el bobo que cree que Santos es socialista, y que va a implementar el denominado “castro-chavismo”, traicionando alegremente a su clase social. La mamertería es el susurro en las cabezas de los colombianos y las colombianas que, sin empleo, sin salud ni educación, dejan que las empresas transnacionales agoten los recursos naturales y siembren sequía, miseria y muerte.
Bien hizo en verdad Jorge Child en acuñar este término, para desprestigiar cualquier intento de cambio social en una época en la que todavía la dictadura bipartidista del Frente Nacional hacía mella en el país que se jacta de ser la democracia más antigua de América Latina. Aquellos que traicionaron al pueblo con promesas incumplidas una y otra vez, son los que se atrevieron a designar como mamertos a los que pedían democracia. Ingenuo, mamerto, es este pueblo que respondió con emoción al chiste de Child, para perpetuar la desolación, impregnada de un dolor del que todavía no cura un país que no sabe lo que son los derechos, que no sabe que éstos no se mendigan, que no sabe que cuestan sangre y sudor, y que desafortunadamente se consiguen a través de lucha, en una Colombia donde las élites se acostumbran a matar para sostenerse en el poder.
En Colombia sí hay mamertos, porque existen los que creen que el índice GINI es una marca de ropa, los que piensan que los ganaderos y terratenientes son la solución al problema de la tenencia de la tierra, los que hablan de Venezuela sin mirar el barrio en el que viven, los que no dan importancia a que el fiscal anticorrupción sea capturado por corrupto, o que los militares estadounidenses violen niñas en Colombia.
Bolívar tenía razón al afirmar que un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción. El país necesita cambiar muchas cosas, y debe empezar por dejar de considerar mamerto a todo lo que huela a cambio, pues es precisamente un cambio drástico lo que se necesita para dejar de ser una patria mamerta sin ilusiones ni esperanzas de un futuro mejor. Dejar de ser un pueblo ignorante para convertirse en un pueblo que valore la cultura, la ciencia, la educación.