Uno de los principales obstáculos que supone la construcción de una paz estable y duradera es el desmonte de los discursos que justifican la eliminación física del contradictor instaurados durante el prolongado conflicto armado en el país.
Por: Daniel Felipe Cipagauta
@FelipeCipagauta
Qué es la estigmatización
La palabra estigma es de origen griego y se refiere a la marca física que se dejaba con fuego en los esclavos para así distinguirlos del resto de la población. En la actualidad el estigma permanece, pero este ya no se basa sobre aspectos físicos ahora se enfoca en características sociales, políticas y de identidad de lo que transgrede lo culturalmente normado siendo esta una política clara de aislamiento de lo indeseable para el sector hegemónico de la sociedad.
Para Goffman la estigmatización es una relación entre atributo y estereotipo en el cual se desacredita a una persona o grupo a razón de alguna particularidad física, de personalidad, de comportamiento o por su nacionalidad[i]. Para Bauman “se trata de una característica atribuida a una persona o categoría de personas un presunto carácter de raro, aberrante, extraño y en general anómalo que hace que quienes lo poseen sean esencialmente diferentes de «nosotros», los «normales» teniendo como resultado la marginación y deshumanización del estigmatizado”[ii]
Para la Organización de Naciones Unidas “la estigmatización puede ser deliberada y estratégica, y perpetúa las condiciones de desigualdad. Es un elemento de la dinámica estructural y social que (re)produce la desigualdad en las relaciones de poder” [iii]
Un arma eficaz
La estigmatización resulta ser un arma eficaz para aislar a aquellos que dentro de una sociedad se consideren como indeseados. Esto se debe a que el proceso de estigmatización se camufla de manera permanente en la sociedad por medio de la proliferación de opiniones que fomentan prejuicios negativos hacia un grupo de personas. Estos prejuicios configuran un conjunto de características negativas que conllevan a un desprecio y desacreditación del estigmatizado.
La historia da cuenta de la eficacia de la estigmatización siendo esta un dispositivo utilizado por los regímenes despóticos y autoritarios que ha soportado la humanidad. Por ejemplo, durante la época colonial los esclavistas solían cortar parte de la oreja de aquellos esclavos que fallaban en el intento de liberación. A esta práctica se le conocía como carimbo. Y aunque durante el siglo XX surgieron derechos que prohibieron la aplicación de castigos físicos con las dictaduras del siglo XX se volvió a utilizar las marcas físicas y estigmatizaciones discriminatorias, como las que se impusieron a los judíos en la Alemania de Nazi.
Como particularidad, la estigmatización lleva consigo la pérdida o degradación de la identidad de la persona o grupo estigmatizado. Esto se hace resaltando un estigma que se ha definido como negativo y pasa a ser el rasgo principal de la persona o grupo estigmatizado lo que impide ver sus características y cualidades reales. Estos estigmas se instauran por medio de los refranes y otras expresiones de la cultura de masas como la música, el cine y la televisión.
Estigmatización en el conflicto armado
La estigmatización en Colombia ha cobrado un sentido en el cual al enemigo se le designa el mal en sí mismo. Según el Profesor Renán Vega, en su informe para la Comisión Histórica del Conflicto Armado creada durante las negociaciones de paz de la Habana, la configuración de la contrainsurgencia en el país conllevo a la construcción de un enemigo que, para nuestro caso, se dio el rotulo de comunista como “adversario supremo de los «valores sagrados» de la nacionalidad colombiana” a partir de allí se usó la palabra comunista como un término peyorativo de algo que debe ser extirpado.
Dentro de este rotulo se representa a un “conjunto variopinto de sectores sociales, entre los que se incluyen a sindicatos, asociaciones campesinas y, en general, a aquellos que demanden reivindicaciones para mejorar sus condiciones de vida, en razón de lo cual deben ser combatidos” [iv] sobre la base de este informe se puede concluir que esté estigma se ha configurado a partir del siglo XIX y antecede a la conformación de las agrupaciones que se autodenominan comunistas en el país.
Lo característico de la relación entre estigmatización y conflicto armado en Colombia es que esta se estableció como una acción desde el Estado que permea a la sociedad impidiendo la participación de los sectores estigmatizados en las decisiones públicas repercutiendo de igual forma es sus expresiones organizativas, su crítica social y oposición política garantizando de esa forma la perpetuidad del statu quo. A este conjunto de acciones se pueden enmarcar dentro de la doctrina del enemigo interno. Así lo revela el informe general del Centro Nacional de Memoria Histórica el cual asegura que “La estigmatización y la criminalización de la participación y liderazgo de la oposición política se convirtieron en una condena a muerte, materializada en la casi total desaparición de la UP y otras disidencias políticas con reconocida trayectoria dentro del espectro político nacional”[v] lo que indica claramente que la estigmatización ha llegado a tal extremo en el país que ha significado el exterminio físico de agrupaciones políticas enteras.
Lo anterior influyó en a la ruptura de tejido social sobre las cuales hace mella la desconfianza al interior de la sociedad hacia las organizaciones objeto de estigmatización.
Discursos estigmatizantes y medios corporativos de comunicación
Lejos de ser algo del pasado, la estigmatización sigue siendo un arma utilizada por los sectores poderosos de la sociedad. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha manifestado su preocupación por la situación de eliminación sistemática de los defensores de derechos humanos en el país. En el 2018 esta entidad constató la ocurrencia de “declaraciones proferidas por autoridades estatales, departamentales o locales en las que señalaban a varios medios de comunicación que detrás de las actividades y personas defensoras estarían bandas criminales”[vi] De igual forma la ONU recopilo un conjunto pronunciamientos estigmatizantes provenientes de dirigentes políticos y funcionarios propagados por diferentes medios de comunicación durante el 2018 estos proferidos en contra colectivos de defensores de DD. HH.[vii]
En muchos de los casos, el lugar de los medios corporativos de comunicación no ha sido el de simples transmisores. Como lo afirma La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición “El papel de los medios de comunicación ha sido clave en la investigación de las violaciones de derechos humanos y del DIH, pero también lo ha sido en la reproducción de los estereotipos que contribuyen frecuentemente a la polarización social” [viii]
En los últimos días la sociedad colombiana fue testigo de cómo la bandera de la JUCO, símbolo de la identidad de esta histórica organización juvenil, ha sido asociada a grupos guerrilleros por parte de grandes medio corporativos, no solo representando una amenaza para la integralidad física de sus militantes sino, además, reproduciendo estigmas que menoscaban las libertades democráticas y la pluralidad política propias del Estado Social de derecho. Ante esto los demócratas del país deben alzar su voz con firmeza y decir al unísono ¡Basta de estigmatización!
[i] Estigma: la identidad deteriorada.
[ii] Extraños llamando a la puerta.
[iii] Informe de la Relatora Especial sobre el derecho humano al agua potable y el saneamiento, Catarina de Albuquerque. El estigma y el ejercicio de los derechos humanos al agua y el saneamiento.
[iv] La dimensión internacional del conflicto social y armado en Colombia. Injerencia de los estados unidos, contrainsurgencia y terrorismo de Estado.
[v] ¡BASTA YA! Colombia: Memorias de guerra y dignidad.
[vi] Alarmante situación de asesinatos de líderes y lideresas sociales y personas defensoras de derechos humanos.
[vii] Informe sobre la situación de personas defensoras de derechos humanos y líderes sociales en Colombia.
[viii] Hallazgos y recomendaciones de la Comisión de la Verdad de Colombia. Hay futuro si hay verdad.