El incendio continúa: la necesidad de volver al relámpago de Tréveris y de Nuestra América

octubre 29, 2018

El incendio continúa: la necesidad de volver al relámpago de Tréveris y de Nuestra América

octubre 29, 2018

Por: Fabian Briceño Santiz
@ricardosantiz

Conviene en corregir a Descartes
“Combato y luego existo”.
José Carlos Mariátegui

Los años 2017-2018 han sido años interesantes y llamativos para la vuelta del llamado “pensamiento crítico y revolucionario”. Actualmente nos encontramos saliendo del letargo, de la horrible noche, tal como lo menciona la estrofa del himno nacional de Colombia, donde la “oscuridad” y lo horrendo son las transformaciones sociales causadas por el capitalismo en su fase neoliberal. Lentamente, el Marxismo, que es un movimiento histórico heterogéneo y que corresponde a los ires y venires de las luchas de la clase obrera y los sectores populares en el mundo, ha logrado “salir de la tumba”, donde lo sepultaron los “nuevos filósofos”, los tecnócratas neoliberales y los excomunistas arrepentidos.

El marxismo que a lo largo del corto Siglo XX como diría Erick Hobsbawm, construyó diferentes miradas, interpretaciones y ejercicios de praxis política, que en momentos enriquecieron la lectura, en otros momentos, la empobreció o la distorsionó. Aun así, dicha apuesta, logró vincular a millones de personas que abrazaran su doctrina y murieran por sus ideas, las ideas del cambio y las vías de la revolución (Hobsbawm, 1993).

La finalidad del presente texto no es entrar a caracterizar o a catalogar ¿cuál marxismo?, es el verdadero, sino que, a la luz de los grandes pensadores, que coincidencialmente se encuentran determinados por esta fecha:  Marx con su natalicio (1818), la primera publicación en 1857 de su obra cumbre “El capital” cumpliendo 150 años,  Lenin y los 100 años de la Revolución de 1917, 50 años del asesinato del Che Guevara, , nos deben ayudar a reflexionar sobre los aprendizajes de este tipo de experiencias y cuáles son las apuestas políticas para el siguiente periodo, el siglo XXI.

 LA VIGENCIA DE LOS CLÁSICOS EN EL MARXISMO

Uno de sus últimos libros, Erick Hobsbawm “Como cambiar al mundo” realizó un balance sobre el Marxismo a lo largo del “Corto Siglo XX” y sobre sus posibles perspectivas de desarrollo dentro del campo contemporáneo, y uno de los elementos más importantes, que logró describir dentro de su narrativa, fue, como Marx, a pesar de estar desechado por la academia hegemónica como algo anacrónico y hasta prehistórico. Vuelve, con toda la fuerza para lograr explicar la crisis del capitalismo histórico, los limites ecológicos y energéticos, el despertar de los escenarios de la movilización y la confrontación social, las formas de explotación y dominación (el precariado, la racialización de la pobreza, las relaciones sexuales de producción (la feminización de la pobreza, entre otras), la geopolítica y su relación con la expansión de la desposesión (Harvey, 2005) , y podríamos seguir, enumerando cada uno de los campos donde el Fenix vuelve de las cenizas….

El comienzo del Siglo XXI es totalmente diferente a lo vaticinado a los fines del Siglo XX, aunque, las lógicas del llamado “Pensamiento Único”, donde planteaba que era “imposible” la construcción de otros tipos de mundos diferentes a las imposiciones Eurocentradas y determinadas por el FMI, BM, BID. En los últimos años, han surgido en diferentes partes del mundo, el fantasma/espanto, que creían muerto con la caída de la URSS, surge y vuelve a recorrer los espacios mediáticos por medio de las luchas políticas y sociales que se vienen desarrollando en todo el mundo, y donde sobresale “Nuestra América” como referente del volver a Marx. (Hobsbawm,2010, 1993).

Carlos Marx, conocido y retratado por Silvio Rodríguez como portador de aquella grandiosa y vigorosa melena, como símbolo de rebeldía y sabiduría, “El león de Tréveris”, que, gracias a su contexto, de estar situado en un momento histórico en particular, donde el Capitalismo Industrial se estaba consolidando, explosión y desarrollo de la convulsión social generadas por las revoluciones Burguesas y la generación de la doctrina emancipatoria, gracias a este contexto logró sintetizar y construir un sistema teórico que pudo encontrar el “mal” que desarrolla el capitalismo (Fetichismo) sobre el ser humano (Dussel,2012) y la construcción de un discurso crítico (B. Echevarría,2010) en perspectiva de consolidar un tipo de sociedad donde el ser humano pueda ejercer la posibilidad de autoemancipación y la liberación[1]

Marx, como fundador de la filosofía de la praxis. Este postulado teórico, político y ético, que parte de la practica consciente para la transformación de la realidad, desarrollado por la modernidad, donde la razón se vuelve acción, en donde el ser humano puede definir sus fines y sus metas. Esta perspectiva teórica presente dentro del Marxismo propone, que el ser humano es un total responsable del desarrollo de su propia vida, dejando de lado, aquellas visiones mistificadoras de carácter teológico, sustancialistas o aquellas concepciones que actualmente se reproducen dentro de la academia, donde el ser humano, se encuentra en una total indeterminación. Este tipo de posiciones muy reproducidas por los tanques de pensamiento hegemónico conciben la realidad social y la ontología bajo un relativismo absoluto, negando cualquier tipo de condicionamiento concreto.

El moro, tal como lo nombraban sus hijas, en las tesis sobre Feuerbach, expone los grandes principios desde el punto de vista epistemológico y metodológico, en donde no se divide la instancia teórica y la práctica, construyendo una ontología desde la totalidad “el ser humano que trabaja” (Lucakcs, 2010).

No se puede desligar a Marx, de su horizonte político y emancipatorio, cristalizarlo simplemente como un “clásico” o un teórico de la economía, es simplemente volverlo, un fósil y/o perderlo dentro de los laberintos del Marxismo-Leninismo[2]. Tal como lo menciona el Gran Historiador Británico, Erick Hobsbawm dentro del libro ya mencionado brevemente, que debe ser objeto de consulta, para los que se piensan un mundo diferente, este autor menciona lo siguiente:

Nuestro juicio del marxismo del siglo xx no se sustenta en el pensamiento de Marx, sino en interpretaciones o revisiones póstumas de sus obras. Como mucho, podemos alegar que a finales de la década de 1890, durante lo que constituyó la primera crisis intelectual del marxismo, la primera generación de marxistas, aquellos que habían tenido contacto personal con Marx, o más probablemente con Frederick Engels, empezaban ya a debatir algunos de los temas que serían relevantes en el siglo xx y no se encuentran en Karl Marx, en particular en la disputa sobre cómo podía o debería ser en realidad una economía socialista, que surgió en gran medida de la experiencia de las economías de la guerra de 1914-1918 y de las casi revolucionarias o revolucionarias crisis de posguerra. (Hobsbawm, 2011: Pág. 17).

Tal como lo menciona Álvaro Oviedo “Marx es más citado que leído”, la afirmación anterior se reafirma, en los siguientes campos: 1) El Marxismo y los seguidores de Marx, contaron con la dificultad, que este autor (Un hombre real), no alcanzó a culminar ni el 15% de su apuesta teórica, dicho porcentaje puede cambiar, con la extensa obra que todavía se encuentra en proceso de edición y publicación (MEGA).[3] De lo anterior surge las siguientes preguntas ¿Entonces con que Marx se encontró millones de personas? ¿Qué tipo de relevancia tiene para el mundo actual y el siglo xix? ¿Es necesario volver a Marx? ¿Desde qué forma? Existe un gran debate dentro del campo académico y político de los llamados sucesores de Marx, que, en este caso, llamaremos “Marxistas”[4] sobre cuáles son las obras transcendentales y sí Marx llegó a tener una serie de momentos y etapas (Althusser). Esta lectura por “etapas”, el Marx joven y el Marx viejo, es incapaz de hacer una lectura desde la concepción materialista de la historia, ya que pareciera plantear que existen dos esencias, dos momentos totalmente diferentes, sin que necesariamente el proceso “viviente” de las condiciones materiales y de la creación por medio de la praxis tengan que ver, este tipo de visión que es la que legitima el pensamiento Burgués, que tienden a caracterizar al ser humano (abstracto) sin tener en cuenta la relación del espacio y el tiempo. Este tipo de problemática de la abstracción-abstracta es un problema contemporáneo que se encuentra presente dentro del movimiento social, especialmente, con la producción y a la apropiación de la categoría de identidad (es), donde se tiende a imponer una determinada categorización de la identidad (Feminista, Ecologista, Cultural, entre otras).

Uno de los intelectuales, que puede ayudar en esta discusión es Bolívar Echevarría, uno de los grandes representantes del Marxismo Crítico Latinoamericano (Gandler, 2012) fue uno de los grandes críticos sobre aquella visión, que tenía el pensamiento burgués y en especial el Marxismo dogmático, en ver al autor del Capital, como una sustancia, abstraída de la realidad concreta del ser humano. Al igual, la cosificación del pensamiento crítico de Marx y sus diferentes concepciones, especialmente la identidad revolucionaria y sus manifestaciones condensadas en el Marxismo vulgar.  Este autor ecuatoriano-mexicano, en conjunto con Adolfo Sánchez Vásquez[5], lograron ser los referentes de una generación, un faro de pensamiento crítico[6] que, al sufrir el colapso del llamado Socialismo real, combatieron la tendencia conservadora de finales de siglo XX desde un método crítico, lograron establecerse como trincheras y tanques del pensamiento para romper la hegemonía del pensamiento Neoliberal, y establecerse como resistencia desde la realidad de “Nuestra América”.

Bolívar Echevarría logró relacionar las conexiones del legado crítico revolucionario y los debates del mundo contemporáneo (La crítica a la modernidad, los estudios culturales, el pensamiento postmoderno y el pensamiento crítico latinoamericano) partiendo de la herencia desarrollada por Marx, donde este autor, desde el paradigma crítico, realiza la crítica de la modernidad Capitalista, denunciado su expresión colonizadora y particular, pero que a la par socializando la forma en que fue combatida y condicionada por los sectores subalternos (El Mestizaje, Lo Indígena y lo Afro). De lo anterior se resalta el concepto del “Ethos barroco”, como una categoría que nos permite entender el proceso de génesis y desarrollo de la Modernidad/Capitalista en la historia en Nuestra América.

En esta vía, este autor, amplia el teoricismo del Marxismo, construyendo una teoría materialista de la cultura. Bolívar Echevarría es un referente obligado y de un talante Universal en la construcción del pensamiento crítico. Este autor Ecuatoriano-Mexicano dentro de su construcción teórica siempre conto con los siguientes interrogantes ¿El proceso de constitución de la modernidad capitalista en nuestra América? ¿Los procesos de resistencia que se han desarrollado en nuestro tiempo? ¿El proceso de generación del contra poder? ¿La pertinencia del pensamiento crítico en América Latina? ¿La labor del pensamiento crítico en relación con la militancia Comunista?, para el quehacer de la praxis política y de la toma de una posición política en nuestro tiempo concreto, en la lucha de los sectores populares, que le apuestan a una primacía del valor del uso sobre el valor de cambio (Echevarría, 2011).

Dentro de una de sus obras celebres “El discurso crítico de Marx” nos presenta, la importancia de tener el horizonte, la importancia de la crítica para las y los seguidores del pensamiento crítico y en especial, el revolucionario:

La crítica es el único modo adecuado que puede adoptar la construcción científica de un saber proletario revolucionario en las condiciones de subcodificación o normación apologética impuesta en beneficio propio por el modo capitalista de la reproducción social a la producción/consumo de significaciones en general (Echevarría, 2011; pág. 189).

Dentro de su exposición, y el debate que presenta este autor en relación con los procesos de reproducción social de capital, y su manifestación dentro de la producción del lenguaje, haciendo una economía política del mismo. Pero lo más importante que referencia este autor, es el cuestionamiento y la forma de poder enfrentar a la producción del conocimiento burgués. Generando una importante crítica sobre la noción de ciencia positivista, que muchas veces se reprodujeron dentro del marxismo, especialmente por las influencias del neokantismo-neopositivismo, representando en las figuras de Plejanov y Althusser, dejando de lado dialéctica, la categoría de totalidad, favoreciendo el mecanicismo político-organizativo.

Bolívar, a pesar de no ser un militante, desde la visión clásica de la estructura leninista o del campo de la visión “clásica” de la izquierda, logró en varias de sus obras, “juzgar a su tiempo” y tomar una posición en pro de los sectores excluidos en pro de favorecer el rompimiento del tiempo continuum que este autor retoma de las tesis de la filosofía de la Historia de Walter Benjamín (el tiempo de la revolución). Echevarría señala la importancia que los sectores populares y obreros, cuenten con un referente para la construcción y mantenimiento del “tanque de pensamiento”, referenciado por Marx en el Manifiesto del Partido Comunista, Lucakcs en Historia y Conciencia de Clase y Ontología del Ser Social, y Antonio Gramsci con sus cuadernos de la Cárcel en las notas sobre Maquiavelo. El marxismo crítico, debe ser un horizonte teórico y practico que permita la construcción de una mirada propia desde los sectores oprimidos por el sistema capitalista/moderno/patriarcal/racista en vía de dar luces sobre los caminos que se deben trasegar para encontrar el momento de ruptura. Siguiendo esta tradición crítica, Echevarría desde los años 50, fue un importante defensor de la tradición radical y anti dogmática, ya que concibe el marxismo como el momento teórico de la revolución.

Bolívar Echevarría, fue un intelectual “Comunista”, comprometido con la escuela y perspectiva que desarrollo Marx, donde la importancia de la crítica es fundamental para la transformación del mundo, y que significó un eterno compromiso con la formación de varias generaciones, desde las trincheras de la UNAM y con su publicaciones en Cuadernos Políticos, que fue una de las revistas más importantes para Nuestra América, siendo un faro para diferentes generaciones de intelectuales y políticos.

Este autor, representa el pensamiento irreverente generado por la revolución cubana, con un espíritu juvenil, de radicalidad y crítica, comprometido con la causa de los humildes y del proletariado (campo popular). Es al lado de Adolfo Sánchez Vásquez, uno de los más grandes filósofos del Siglo XX y comienzos del XXI en Nuestra América.

En vía de la continuación de la conmemoración de la tradición crítica y radical, se realizará una breve contextualización del significado de la Revolución Rusa, los problemas contemporáneos que plantea y el horizonte que deja para el pensamiento crítico emancipatorio.

LA REVOLUCIÓN RUSA UN REFERENTE PARA LOS PUEBLOS DEL MUNDO QUE BUSCAN LA EMANCIPACIÓN Y LA LIBERACIÓN

Recientemente en el mes de octubre del año pasado, a nivel mundial, volvió a sonar dentro de los oídos del mundo, el recuerdo sobre la revolución rusa, este importante acontecimiento, que los grandes medios representados por las grandes cadenas de la información, les tocó por obligación presentar dentro de sus franjas, evidenció el miedo de los sectores dominantes a recordar este hecho desde su perspectiva. Actualmente, abundan dentro de la historiografía y los análisis políticos, las concepciones que ven la revolución rusa como un simple “golpe de estado” dejando de lado la complejidad y profundidad de este fenómeno, que represento el quiebre histórico del continuum del capitalismo, siendo el experimento social más largo, donde los pobres, obreros, mujeres, que tomaron el cielo por asalto, abriendo el camino, para el momento de la redención (el tiempo de la revolución).

Este hecho retratado en un sin número de textos y de películas, representa la primera experiencia duradera en el tiempo, donde los sectores subalternos, entran a controlar y a dirigir el estado[7]. Más allá de presentar un balance sobre la “aproximación” a los postulados originales de Marx y el Marxismo, además que ya existe una extensa bibliografía de consulta sobre la temática (Leer Entre la realidad y la Utopía de Adolfo Sánchez Vásquez). Este proceso histórico logro construir un gran movimiento de miles de millones de personas en todo el mundo, que pretendían transformarlo y construir el cielo en la tierra (Hobsbawm, 1993). Pero más allá del gran proceso que generó y que se puede rastrear en varias oleadas: La Revolución Mundial generada desde antes por la revolución mexicana, la revolución rusa, los grandes movimientos de masas durante y después de la gran guerra en Europa, los procesos revolucionarios de América Latina, el periodo de la llamada Descolonización en África y Asía. Tal como lo menciona este gran historiador viviente del corto siglo XX:

Parecía que sólo hacía falta una señal para que los pueblos se levantaran a sustituir el capitalismo por el socialismo, transformando los sufrimientos sin sentido de la guerra mundial en un acontecimiento de carácter más positivo: los dolores y convulsiones intensos del nacimiento de un nuevo mundo; Fue la revolución rusa —o, más exactamente, la revolución bolchevique— de octubre de 1917 la que lanzó esa señal al mundo, convirtiéndose así en un acontecimiento tan crucial para la historia de este siglo como lo fuera la revolución francesa de 1789 para el devenir del siglo xix. No es una mera coincidencia que la historia del siglo xx, según ha sido delimitado en este libro, coincida prácticamente con el ciclo vital del estado surgido de la revolución de octubre (Hobsbawm, 1994; pág. 62).

Este autor, hace énfasis en el peso que tuvo, la revolución de octubre, el cual fue el generador de un gran movimiento internacional, sin paralelo en la historia moderna, miles de millones de personas vivieron bajo un régimen que se hacía llamar sucesor de las ideas del León de Tréveris. Esta fue una de las más grandes referencias históricas durante el periodo de la modernidad y generó, que se crearan movimientos que buscaban por diversos medios, generar la transformación social (Partidos de Nuevo tipo, Partisanos y Guerrillas) (Hobsbawm, 1993). Desde 1917 su tradición influyó fuertemente en la política internacional y local, ya que se constituyeron diferentes tipos de herederos y movimientos, que se decían ser los auténticos seguidores de la experiencia realizada por los Bolcheviques en el palacio de invierno.

Al igual, siguiendo este mismo recorrido de entender la historia como un proceso abierto, está la interpretación del reciente desaparecido intelectual Español Joseph Fontana, que, en el Siglo de la Revolución, parte de la misma premisa de mucho de los historiadores, que el hecho histórico de la revolución de octubre es el acto fundante de la contemporaneidad y que dicho elemento será el argumento rector de la política a lo largo del siglo XX y comienzos del XXI. Este autor explica, como la lucha contra el “Comunismo Internacional” será una de las principales razones por las cuales el orden establecido, luchará con todos los medios posibles, para la generación de “mitos” y estigmas, para lograr atajar cualquier tipo de propuesta de cambio; La generación del fascismo-nazismo, la arquitectónica de la guerra fría y el anticomunismo como ideología dominante (Fontana, 2017). Una de las lecciones para cualquier persona que busque interpretar el mundo contemporáneo, es que no se puede entender el tiempo-ahora, sin ver las relación con la Revolución Rusa. Hasta el punto, que, en la actualidad, se vuelve aplicar los mismos mecanismos ideológicos de control de la población con la política del miedo, el anticomunismo como política internacional (Fontana, 2017).

Para lograr concretar de mejor manera, la herencia del pensamiento crítico y su manifestación dentro de “Nuestra América”, es vital analizar y revisar los aportes que desde Cuba se dio para el movimiento revolucionario y emancipatorio a nivel mundial. Mucho de lo anterior, representando en las figuras de Fidel Castro y el Che Guevara.

LA REVOLUCIÓN CUBANA, UN PROCESO REPRESENTANTE DE LA TEORÍA IRREVERENTE DEL MARXISMO LATINOAMERICANO

 Gracias a uno de los problemas en el campo ideológico que se dio a finales del Siglo XX, que anteriormente fue mencionado, es que producto de los procesos de estalinización y de vulgarización del Marxismo, llevados a cabo por los postulados desarrollados desde Plejanov, Bujarin y Althusser, entre otros. El Marxismo-Leninismo, cayó en una visión simplificada, etapista y poco crítica de entender el momento teórico de la revolución.

En este complejo panorama que durante casi todo el Siglo XX generó que la figura de Marx fuera asociada a una analogía religiosa más que un representante del pensamiento crítico.

Sin embargo, la experiencia cubana, logró ser, ese faro de pensamiento, crítico, irreverente, científico, que rompió con las leyes canónicas del Marxismo-Leninismo (Estalinismo) y abrió la posibilidad para la construcción de la revolución a nivel mundial. 1959 fue ese año de ruptura y de creación de una propuesta de praxis política, comprometida con el sufrimiento del ser humano concreto, crítico-autocrítico en su actuar e irreverente, antiburocrático, fue condensado en la obra del Che Guevara y en las prácticas políticas cubanas no muy socializadas dentro del pensamiento revolucionario.

Este era el contexto de los años 50, en todo el movimiento comunista internacional. Sin embargo, en este contexto se realizó el proceso de la Revolución Cubana en enero de 1959.  Este proceso revolucionario, que representó un hecho histórico tan poco imaginado, dentro de los avatares de la historia, logró reconstruir un nuevo referente y concepción del Socialismo y el camino a la revolución.

Uno de los generadores de esta visión particular de los procesos políticos y revolucionarios, fue Ernesto Che Guevara, uno de los más grandes representantes mediáticos del proceso revolucionario cubano, aunque, muy poco conocido por sus obras. El “Che”, logró condensar, las más importantes luchas dentro de nuestro continente y ser un amplio lector de la tradición Marxista. Toda su vida-obra giró, entorno, a la superación de la lógica objeto-sujeto, con la finalidad de poder construir y constituir nuevos hombres y mujeres que estén a la altura de los procesos de la lucha por la democracia, el socialismo y la revolución. El Che Guevara, que, por su formación desde la infancia, contó con la facilidad de desarrollar una mirada desde una perspectiva ortodoxa, ligada al quehacer práctico cotidiano.

El Che, que desde temprana edad va a tener oportunidad de leer las más representativas obras del pensamiento revolucionario y de tendencia crítica, la sociología crítica en Estados Unidos, el marxismo centroeuropeo, y el pensamiento latinoamericano (Kohan, 2010).

El argentino-cubano, fue uno de los más críticos y comprometidos con la transformación de la realidad, riguroso dentro de la expresión de su trabajo, intolerante con los errores y desviaciones que se daban dentro del proceso revolucionario (especialmente el fenómeno de la burocratización), demoledor en la crítica con aquellos personajes que se alejaban de las necesidades de las masas.

El Che, dentro de sus diferentes escritos y discursos, inspiro a más de una generación, para emprender los sacrificios[8] necesarios para generar un cambio dentro de nuestro continente. Sin embargo, en este año se cumplen 51 años de su muerte en combate, debe servir para reflexionar y para recuperar la esencia de su pensamiento:

  • Últimamente se han realizado diferentes tipos de seminarios en conmemoración de su muerte en combate. Debe ser la oportunidad para leerlo y releerlo por el pensamiento revolucionario, buscando ratificar su vivencia y poder complementarlo para las luchas actuales del país. Uno de los elementos imperantes y en donde Ernesto Guevara es clave, es la crítica y la reconciliación con la ética en el ejercicio político.
  • Desde su misma muerte, el Che ha sido cooptado, principalmente su “estética” bajo las lógicas capitalistas, que buscan representarlo como un rebelde sin causa, negando su historia concreta y pretendiendo desmovilizar su potencial revolucionario. La estética, es un campo de combate, por eso los revolucionarios deben hacer todos los esfuerzos por la disputa por el legado de Guevara y la estética revolucionaria.
  • El Che Guevara era un Marxista, lector crítico de todas las obras, especialmente de Lenin, ya que actualmente, muchas tendencias, buscan negar, que el Che, era un estricto lector de Lenin, no sólo desde una perspectiva tradicional, sino que lo revisaba para responder creativa y críticamente a los avatares de la construcción del socialismo.
  • También, este gran representante del Marxismo Latinoamericano fue objeto de un proceso de sacralización por parte de la izquierda, en ultimas, lo que genera para los procesos es tomar una figura y fetichizarla, viéndolo desde una lectura ahistórica, lineal y hermética. Negando la posibilidad de concretar-reflexionar sus aportes en el tiempo concreto de comienzos del siglo XXI.
  • El Che Guevara, al lado de los filósofos seguidores de la filosofía de la Praxis, construyo una mirada política, profundamente arraigada a la lucha, al sacrificio y de rechazar de facto cualquier tipo burocratización de los procesos de la política, ya que para la lectura de él representa un rompimiento con el método de Marxista de organización cósica y negando el potencial del trabajo y la praxis.
  • La práctica e historia del Rosarino, es un antídoto para aquellos sectores políticos que desde la superficialidad alientan el marxismo y la tradición revolucionaria, pero en el quehacer político diario son incapaces de corresponder con los postulados revolucionarios. No debe existir antagonismo entre lo micro o lo macro y vuelve a colocar en un nivel crítico, el papel que debe jugar un revolucionario dentro del contexto político. El revolucionario como evidencia tacita del ejemplo (Clasismo, Sexismo y Racismo). (Guevara, 1979).
  • La concepción del Che debe adecuarse a las dinámicas de la vida política del país, y por lo cual, no debe leerse como un simple voluntarista, desligado de los objetivos políticos en el escenario táctico y estratégico, sino que, su postulado del sacrificio debe corresponder con los elementos generados por los objetivos de las organizaciones y colectivos revolucionarios, porque, muchas veces se ha caído en una visión cuasi metafísica del “sacrificio”, desde una perspectiva que no es revolucionaria sino mecánica-pragmática, negando que el ejercicio de la acción consciente encaminada a la transformación de la realidad.

Para concluir, es necesario que para las nuevas generaciones se acerquen al pensamiento crítico y al marxismo, desde una mirada anti dogmática, crítica no sólo en el plano discursivo sino mucho más comprometido con los elementos prácticos de la militancia política y el activismo social y comunitario. La vigencia y la vuelta de Marx dentro de los espacios académicos no es aleatoria, sino que corresponde con las grandes ausencias e interrogantes de millares de personas que están buscando una fecunda(s) teoría(s) para la transformación del mundo. En esta vía, para el autor de este articulo el marxismo es el momento teórico de la revolución.

BIBLIOGRAFÍA

Dussel, Enrique (2015) 16 Tesis de economía política. Siglo XXI

Echevarría, Bolívar (2011) Discurso crítico y modernidad. Editorial Desde Abajo. Bogotá.

Fontana, Josep (2017) El Siglo de la Revolución. Crítica. Madrid

Gandler, Steven (2015) El marxismo Crítico en México. Siglo XXI.

Guevara, Ernesto (1979) El Socialismo y el Hombre Nuevo. Siglo XXI.

Harvey, David (2005) La acumulación por desposesión. Akal. Madrid.

Hobsbawm, Erick (2010) Como cambiar el mundo. Crítica. Madrid.

Hobsbawm, Erick (1993) Historia del Siglo XX. Crítica. Madrid

[1] Actualmente se encuentra un rico debate dentro de América Latina sobre la concepción de emancipación y liberación. Porque para muchos autores son condiciones totalmente diferentes.

[2] El Marxismo-Leninismo es el sistema constituido a través del Estalinismo dentro de la Unión Soviética y que fue replicado y reproducido a lo largo y ancho del globo por los Partidos Comunistas. En este caso, no se niega la importancia teórica y política que representa esta teoría o esta herencia, sino que nos referimos especialmente a la tendencia de pensamiento dogmático que poco revisó las fuentes y los clásicos, materializado en el llamado Estalinismo y el DIAMAT. Para ampliar este debate, se encuentran diferentes perspectivas políticas e ideológicas, pero uno de los principales autores en donde se podría revisar y retroalimentar están Néstor Kohan, Adolfo Sánchez Vasquez y Rubén Jaramillo Vélez.

[3]                     Se resalta el papel que han jugado los gobiernos de izquierda en América Latina, porque muchos se han puesto la tarea de publicar los textos inéditos de Marx, especialmente, el Gobierno Boliviano en cabeza de Álvaro García Linera.

[4]                     Como ya se había mencionado, existe una gran diversidad sobre la lectura, la interpretación y la producción sobre Marx y su objeto de análisis, por lo cual, lejos de caer en una visión simplista denominamos este término para evidenciar los diferentes caminos

[5]                     Revisar este autor en sus diferentes obras “Filosofía de la Praxis” en sus diferentes versiones de 1967 y 2010 en editorial Grijalbo y Siglo XXI, principalmente en el apartado sobre la vigencia del partido Leninista.

[6]                     Los dos autores si bien se pueden representar como representantes del pensamiento crítico dentro de sus obras existen diferentes miradas, temáticas y enfoques.

[7]                     Dentro de las aproximaciones históricas frente a la revolución Rusa se encuentran los análisis realizados por Erick Hobsbawm dentro varias de sus obras, principalmente historia del siglo XX. También esta la versión de Josep Fontana en el siglo de Revolución publicado en el 2017.

[8]                     Dentro del movimiento revolucionario existe un gran debate, muchas veces no evidenciado, donde existen, debates sobre la concepción del sacrificio. Una de las posiciones plantea que ese tipo de categoría no es revolucionaria y que simplemente representa el clima de una “época” y que, para el mundo actual, el proceso revolucionario no debe representar ningún tipo de sacrificio personal y organizativo. La otra visión que sí bien intenta recrear las experiencias desarrolladas dentro del movimiento revolucionario mundial y latinoamericano, la simple voluntad y disposición al sacrificio representan uno de los baluartes para efectuar el proceso de cambio. La primera posición profundamente acomodada a las lógicas sistémicas y la segunda promueve el “voluntarismo desenfrenado sin orientación o reflexión política”. Ninguno de estos dos polos representa la herencia y la práctica del Che.