Las nuevas alianzas en el bloque dominante y el deber de organizar la resistencia

febrero 15, 2017

Las nuevas alianzas en el bloque dominante y el deber de organizar la resistencia

febrero 15, 2017

Por: Sebastián Forero

Los distintos escándalos de corrupción por los que atraviesa el país, muestra flagrante del grado degradación política del bloque dominante de poder, han opacado la discusión sobre otros temas fundamentales. Sin negar que es un menester rechazar y denunciar la descomposición política tras la olla podrida del caso Odebrecht, hay que poner atención en la forma como se han movido las fuerzas políticas en el escenario actual, y analizar la tendencia en la reorganización de los poderes dominantes en el país.

Urge leer a profundidad la coyuntura actual porque, los sectores de clase dominantes se están moviendo con sigilo y rapidez, y poco a poco se marca una tendencia muy peligrosa hacia el retorno del uribismo a la Casa de Nariño. La amenaza es latente y si no organizamos la resistencia, la paz por la que tanto se ha esmerado el pueblo en alcanzar, se quedará en las páginas de la historia como la mayor frustración de los últimos tiempos.

¿Sobre qué base se podría decir que el uribismo acecha de nuevo la presidencia del país? Es notorio que se teje una alianza siniestra dentro de los sectores de clase de la ultra derecha colombiana. Esta alianza constituye un bloque reaccionario dispuesto a desmantelar los logros del histórico proceso de paz de La Habana y los avances que se empiezan a construir en el proceso con el ELN. Hablo en concreto de la posible articulación entre el Centro Democrático, Cambio Radical y el ala uribista del Partido Conservador, esta última ya ligada al uribismo hace algún tiempo.

Los acercamientos de Cambio Radical en cabeza de Germán Vargas Lleras al Centro Democrático y sus roces con el ‘santismo’ no son fortuitos. Es sabida que la participación de Cambio Radical en el gobierno de la “Unidad Nacional” obedece solamente al cálculo electoral y a un excelente negocio que Juan Manuel Santos dejó hace varios años en manos de Vargas Lleras, a saber, el de la infraestructura y el de la vivienda. El poder actual de Cambio Radical es tal, que más allá de llegar a la presidencia y consolidarse como la primera fuerza política del país, es indispensable para cualquier sector de clase, tenerle a su lado para obtener una victoria asegurada en las presidenciales.

Se trata de una alianza muy peligrosa porque no podemos olvidar el sinnúmero de congresistas que este partido tiene presos por casos de parapolítica. Se trata de los mismos enemigos de la paz de antaño con los que en alianza con el uribismo, llenaron de votos de sangre decenas de curules en el parlamento. Todo ello, mientras Santos hacía parte del alto gobierno, en uno de los regímenes más nefastos de la historia reciente del país. La carrera de Vargas Lleras[1] está marcada por su oposición a cualquier proceso de paz, recordemos que fue un uribista de pura cepa durante mucho tiempo.

Por ende, en las circunstancias actuales, son más las cosas que unen al Uribe y a Lleras que las que los separan. Recientemente, no solo los coqueteos de Uribe a Vargas Lleras por Twitter lo demuestran, sino que como lo presentó Noticias Uno, gran parte de su bancada se retiró de las votaciones sobre la Justicia Especial para la Paz en el Congreso de la República – como lo hizo el Centro Democrático – al “estar en desacuerdo” con dicho modelo de justicia. Del mismo modo, el noticiero ha confirmado una reciente reunión entre Alejandro Char, segundo al mando de Cambio Radical y alcalde de Barranquilla, y Álvaro Uribe Vélez. El que quiera ver, que vea.

Así las cosas, la oferta del uribismo es tentadora, pues ha sido más que evidente que la posición “crítica” de Vargas Lleras al proceso de paz, no es más que una oposición velada al mismo. Igualmente hay que recordar la parálisis de la máquina de votos de Cambio Radical en el caso del plebiscito del 2 de octubre, es clara muestra de que en dicha tolda política la paz no representa mayor interés si no hay algún beneficio de tipo económico o en el poder local y regional.

Estos hechos permiten entrever lo que puede ser el inicio de la nueva ofensiva uribista con una alta posibilidad de a llegar al poder en 2018 y desde allí, sepultar los anhelos de paz de millones de colombianos y colombianas. Hay que decir, que aún con la continuidad del santismo en el poder, no deja de estar en riesgo el cumplimiento de los acuerdos de paz. Solo por nombrar algunos elementos, la negligencia y falta de voluntad política para la implementación ha sido notoria, la fuerte presencia paramilitar que actúa a sus anchas en los territorios asesinando a los líderes sociales y la profundización de una agenda neoliberal que arremete contra los sectores populares son factores que atentan directamente contra la construcción de la paz.

Gobierno de transición: Alternativa o subsunción

Las perspectivas de un llamado ‘gobierno de transición’ son difusas, pero, ante todo, la necesidad de preservar los acuerdos de La Habana, llevan cada vez más a hacer viable esta idea. El Partido de la U ha definido llevar una candidatura propia a las presidenciales, y saben de la alta probabilidad de que Vargas Lleras se pase al bando uribista a quien le tienen ya bastante desconfianza. El debate interno de dicho partido frente al llamado ‘gobierno de transición’ propuesto por Timoleón Jiménez no suena mucho en sus filas, más sin embargo, la preservación de la Presidencia de la República depende de la desmarcación que haga dicho sector frente al uribismo, a través de la defensa, al menos aparente, de los acuerdos de paz como eje de la aspiración política; la paz y la guerra siguen siendo determinantes.

Foto tomada del portal Granma.cu

Foto tomada del portal Granma.cu

Las recientes declaraciones de Humberto de La Calle llamando a la conformación de una coalición por la paz, siendo negociador a nombre del establecimiento sabe que la amenaza sobre lo acordado exige sumar la mayor cantidad de fuerzas posible. Ante tales circunstancias la izquierda aún no tiene respuestas claras para proyectarse en el plano electoral. La paz como bien supremo al que se han sumado todos sus esfuerzos en los últimos años está en riesgo, y talvez la única posibilidad de garantizar su continuidad está en la propuesta del llamado ‘gobierno de transición’, en mejor medida que la llamada coalición propuesta por De la Calle.

Si en las garantías para la implementación o no de los acuerdos de paz y la consecución efectiva del proceso con el ELN, se encuentra la tarea fundamental en el plano estratégico, es clara la presión que ejerce sobre el voto el sector de clase que lidera Santos, sobre los sectores de la izquierda más comprometidos con la paz. La tarea fundamental es conquistar la cohesión de un amplio bloque de las fuerzas capaz de jugar un papel incisivo y decisivo para que de forma diferenciada logre forzar el llamado ‘gobierno de transición’. Diferenciación que se debe caracterizar, por una parte, por una oposición (NO subsunción) clara a la política económica y social y a las dilaciones frente a la implementación de la paz, y por supuesto, a condenar y auscultar a profundidad la corrupción que desangra al país. Por otra parte, por empezar a dotar de identidad y autenticidad a la izquierda en la nueva etapa, con la reincorporación de las FARC a la lucha política legal.

De este modo, en mi concepto, hay una triple disputa en ciernes, ordenadas desde un plano más general a uno particular sin considerar más relevante una que otra, sino que complementarias e interdependientes y de praxis simultánea. La primera, de más amplio espectro, la de confrontar a la ultra derecha en su pretensión de tirar a la basura el esfuerzo histórico por alcanzar la paz. La segunda de empezar a conformar, de una vez por todas, un bloque popular de la izquierda encaminado a forzar y disputar un espacio influyente dentro de un ‘gobierno de transición’ que garantice la implementación de los acuerdos de paz. Y tercera, la de mantener y elevar la lucha contra el modelo neoliberal, donde las y los jóvenes estamos jugando un papel fundamental en el plano de la protesta y la organización de procesos de masas, como es el caso de Bogotá, donde se viene dando una fuerte confrontación al alcalde Peñalosa al venir desarrollando el proceso de revocatoria.

Bogotá, actual trinchera de combate

En el caso de Bogotá, el proceso destituyente del gobierno distrital liderado por la juventud capitalina, es la principal tarea en la que se demostrará la capacidad política para la acción unitaria y la recuperación de la esperanza por parte de un sector importante de la ciudadanía, que invite al involucramiento en la política para lograr una contundente conquista de resonancia nacional. La meta de revocar un alcalde por vez primera en el país, es una tarea titánica, pero que seguramente, si se siguen cumpliendo los objetivos y se alcanza la victoria, sacudirá de forma profunda las estructuras del poder dominante dejando un mensaje claro.

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La derrota de Peñalosa es también la derrota de Cambio Radical, del Centro Democrático y del bloque de poder dominante en la capital, y exige de antemano no solo derrotarles en las urnas, sino entablar un diálogo para la construcción de un nuevo gobierno en la ciudad. Un gobierno con la más amplia unidad posible de todos los sectores subalternos que en este proceso se han involucrado, desde los vendedores y vendedoras ambulantes, sindicatos, estudiantes, etc. Una victoria en Bogotá puede ser la chispa de la indignación que cimente con solidez un bloque capaz de irradiar lucha en todos los rincones del país.

El fascismo amenaza con alevosía anunciando su retorno, agazapado y dispuesto a cercenar la conquista de la paz y los pocos derechos que nos quedan. Por lo cual, en este momento todas y todos los revolucionarios y por supuesto, la JUCO tiene que ponerse al pie del cañón en todas las batallas venideras para organizar la resistencia. Trabajo de masas y organización para enfrentar la nueva etapa, para defender la paz de sus enemigos y garantizar su implementación efectiva, para juntar las rebeldías y quebrar el poder neoliberal en Bogotá con una perspectiva nacional de acumulación de fuerzas.

Este documento, es un artículo elaborado con el fin de servir de insumo al debate político actual, para militantes y no militantes, y expresa solo una postura personal como militante de la Juventud Comunista Colombiana.

Twitter: @Seb_AlfRed

[1] Perfil de Germán Vargas Lleras http://lasillavacia.com/quienesquien/perfilquien/german-vargas-lleras