Comprender al trabajador como sujeto histórico, estudiar sus determinaciones, interpretar de nuevo, poner en duda el todo para organizar la acción revolucionaria.
Manuel Franco
Centro Nicolás Buenaventura
X: @Nonz1999x
1. El trabajador hoy
Actualmente, referirnos a un sujeto como trabajador suscita dentro de las ciencias sociales un escándalo y alboroto entre los distintos investigadores que han dedicado su vida a interrogar lo que llaman “conceptos sociológicos”. El trabajador como término, ha tenido análisis específicos en el campo social, definiéndolo de forma general como pieza fundamental para entender la estructura de producción. Es bajo esta afirmación donde se desprenden distintas definiciones dentro del área social que no logran superar al trabajador como fenómeno y lo catalogan como un simple concepto a investigar. Es por esto por lo que más allá de ver al trabajador como concepto de investigación ahondaremos en la labor del trabajador como sujeto histórico.
2. El ser humano y la acción consciente
A lo largo del tiempo la acción del ser humano ha marcado una distinción frente a las especies animales. Esta diferencia existe en tanto la acción del ser humano es capaz de actuar en el entorno para así transformarlo en medio para su aprovechamiento, es decir, convertir el medio en valor de uso para la necesidad humana. Esta transformación solo es posible mediante la utilización de la fuerza humana, en concreto, con la realización de una acción consciente y voluntaria. Siendo la conciencia y la voluntad elementos intrínsecos del trabajo humano, estas se desarrollan según como las relaciones sociales, y con ello las fuerzas productivas, se desarrollen.
La fuerza humana es portada por el trabajo individual, un sujeto. Sin embargo, el alcance del trabajo individual (Sujeto) está en la unión colectiva de los trabajos individuales (sociedad). Por ende, la forma en como la sociedad organiza la producción de su vida no es más sino la forma objetiva de las relaciones sociales de producción. En ese sentido, las relaciones sociales responden a lo que la materialidad de las lógicas de producción demanden, dicho en otras palabras, las relaciones sociales no pueden ir más allá de sus condiciones materiales.
Así pues, es la acción o fuerza de trabajo la forma que toma nuestra conciencia y voluntad, y está sujeta al desarrollo de las fuerzas productivas materiales del trabajo, por lo tanto, del desarrollo histórico. De manera que, la fuerza humana se desarrolla y responde a las lógicas de producción de la sociedad en la que se organiza.
3. El trabajador bajo el capital
El desarrollo del capitalismo transformó las relaciones sociales. Lo que distingue al modo de producción capitalista es la manera privada en que se efectúa. En el capitalismo, ningún productor está sometido a relaciones directas de dependencia personal que dictaminen cómo debe emplear su fuerza de trabajo, lo cual distingue este sistema de la forma productiva del esclavismo. De acuerdo con Iñigo Carrera¹:
“Esta libertad de doble cara conserva para la conciencia y voluntad del obrero la necesidad de aplicarse al control del propio trabajo individual, como condición para que su fuerza de trabajo conserve su aptitud mercantil. Por el otro lado, el capitalista encarna las potencias de la mercancía determinada como capital, o sea, las potencias del trabajo social. De modo que el ejercicio por el obrero doblemente libre de su conciencia y voluntad en la organización de su propio trabajo individual incluye el someterse consciente y voluntariamente a la autoridad del capitalista dentro del proceso de trabajo”. (2013, 13)
Es entonces la libertad de su conciencia y de su voluntad la característica de sujeto independiente que ejecuta su trabajo de forma privada. No obstante, así como las características de la fuerza humana actúan de forma libre, es decir, sin subordinación de ningún otro individuo y ejerciendo control del trabajo propio, están limitados a ejercer control sobre la condición social de estos.
El trabajador es un sujeto libre en cuanto conserva autonomía de su voluntad como poseedor de su propia fuerza de trabajo. Bajo el capital (Trabajo asalariado) se mercantiliza la fuerza de trabajo en el momento que el trabajador decide de forma voluntaria y consciente someterse a la voluntad del capital, con ello someterse las lógicas de mercado “compraventa” accediendo así pues a que se mercantilice su fuerza de trabajo y con ello se mercantilice su poseedor, el trabajador. Aunque se reconoce que el trabajador es portador de fuerza de trabajo, no es portador de ella como mercancía en sí misma, sostener tal afirmación explicaría que desde que nacemos somos poseedores de una mercancía desconociendo así que las mercancías se adquieren en un mercado “Compraventa” reconociendo su valor.
Bajo el capital la base de la existencia del trabajador es poder vender su fuerza de trabajo, es decir, estar en constante búsqueda para poder venderla, es por esto por lo que rigen su existencia en poder venderse en el mercado laboral. Esta afirmación la realiza el mismo Marx en los manuscritos Económicos y filosóficos de 1844²:
“La demanda de hombres regula necesariamente la producción de hombres, como ocurre con cualquier otra mercancía. Si la oferta es mucho mayor que la demanda, una parte de los obreros se hunde en la mendicidad o muere por inanición. La existencia del obrero está reducida, pues, a la condición de existencia de cualquier otra mercancía. El obrero se ha convertido en una mercancía y para él es una suerte poder llegar hasta el comprador”. (2001,1)
Es la interpretación de la mercancía la que entrega el papel del trabajador bajo el capitalismo.
4. La mercancía
El capitalismo y su distinción propia de la realización del trabajo social de forma privada e independiente demuestra la ruptura con el fenómeno que enseñaba la mercancía como producto del trabajo, más no del trabajo enajenado del capital, es decir, de la mutación que tiene a trabajo asalariado. Para entender tal afirmación se ha de superar la visión sobre la conciencia como únicamente existente en nuestra mente (subjetividad), en este caso la conciencia enajenada no reside solamente en aquella subjetividad, tiene pues, una existencia material, la mercancía.
Cuando el ser humano, y por lo tanto su fuerza humana, se ve sometida de forma consciente y voluntaria a las leyes mercantiles del capital, se empieza producir a este como un ser deshumanizado de forma física y espiritual, dicho en otras palabras, se empiezan a producir relaciones de alienación y de explotación, donde el trabajador a los ojos del capital sufre una alteración, se le ve y trata como una mercancía con conciencia y actividades propias.
El trabajador como sujeto del proceso del metabolismo social, está a la espera de que se apropien de su producto en un proceso de reproducirse a sí mismo como individuo del capital, y la realización de su trabajo realizada mediante un acción consciente y voluntaria, pero enajenada por acción del capital se ve objetivada en un elemento: la mercancía.
5. Esclavismo o capitalismo
Aludir a este debate trae consigo una discusión entre las formas de producción del esclavismo y del capitalismo, ya que referirnos a un individuo como mercancía hace recordar las formas sociales entre amo y el esclavo, no obstante, la mercantilización del sujeto no es algo propio del esclavismo y tampoco es igual al modo de producción capitalista.
Para comprender esto, debemos entender la forma en cómo se producían las relaciones de producción esclavista. En el esclavismo se ralentizaba el movimiento de mercancías, la dependencia del esclavo a su patrón entregaba un vínculo que no se podía romper, a diferencia del modo de producción capitalista; la forma privada e independiente como se ejecuta hace que se impulse el movimiento de mercancías, en el capital no hay más vínculo que el contrato que bajo sus lógicas puede ser quebrado en cualquier momento y por acción del trabajador o del capitalista.
Es precisamente el papel del trabajo asalariado el de capacitar al trabajador para decidir a quién vender su fuerza de trabajo. Con ello hay otra distinción, en el esclavismo había necesidad de un mínimo para hacer rentable al esclavo, en cambio, el trabajo asalariado hizo que el mantenimiento fuera responsabilidad del trabajador <<salario>>. En el esclavismo debía pasar un tiempo amplio para que el esclavo fuera rentable, en el capitalismo si un trabajador no es rentable, otro lo será (Ejercito Industrial de Reserva).
Bibliografía
1 Juan Iñigo carrera, “El capital, o las potencias productivas del obrero doblemente libre”, en el capital: razón histórica, sujeto revolucionario y conciencia (Argentina: imago mundi, 2013), 12-15.
2 Karl Marx, “Primer manuscritos: salario”, en manuscritos económicos y filosóficos de 1844 (MIA,2001), 1-11.